A veces en la vida es necesario encontrar un minuto de gloria, un instante en el que todas las miradas sean para ti y que de repente un foco de luz y una música de violines enmudezca el ambiente y aparezcas tú enfundada en un espectacular vestido de lentejuelas rojas, plas plas plas- que guapa está- plas, plas, plas- es única sí-.
Y en busca de mi pequeño protagonismo en la historia, y buscando por internet, ese gran compañero y amigo, me he encontrado, sí, alguien en la otra punta del mundo ha decidido que iba a ser yo el objeto de sus ilustraciones. Y es asombroso el parecido razonable, no solo por la cara que somos exactamente iguales, sino por el tamaño y por la manera de vestir.
Pasén y vean:


2 comentarios:
Ya, es que no pué ser, vas a mi tierra cuando son las fiestas de mi tierra de adopción y así no vamos a ningún lao!!! Hubiera molao mil...
curioso, se parece usted a shin chan.
Por cierto, Yositomo es el nombre que tienen en japonés los drogatas.
Un saludo
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