4.9.06

Hattel y Brettel

Me siento en la obligación de desvelar la verdadera historia del famoso cuento de los hermanos Grimm "Hattel y Brettel".
Hattel y Brettel en realidad no eran hermanos, no, simplemente habían coincidido por las casualidades de la vida en Berlín y se habían hecho amigos, pero como vendía mucho más la historia de que eran hermanos y que se los iba a comer una malvada bru...ups, perdón casí cuento el final, habían decidido contarlo de esa manera.

Hattel era un apuesto mozalbete, nada de un niño pequeño, estaba ya en plena pubertad, y apuntaba maneras desde pequeñito en el mundo de las leyes. Había pasado su infancia en tierras lejanas, dónde nunca llegó a integrarse del todo dado sus marcados rasgos arios. Su familia había decidido mandarlo a Alemania a pasar el verano y se alojaba en un péqueño apartamento en Leipzigerstrasse.

Brettel era una preciosa muchacha americana de Harvard, que tras varios años viviendo en Bruselas, había decidido regresar a su país y se encontraba de paso en Berlín. Casualmente Brettel fue a parar a la misma casa de alquiler donde se alojaba Hatten.

Hattel y Brettel se lo pasaban de maravilla conjugando verbos en alemán, eran unos apasionados de la lingüistica y tenían amplias dotes para los idiomas, paseaban por los alrededores berlineses, y disfrutaban de largas siestas...

Una noche Hattel y Grettel decidieron salir a cenar, y un malvado brujo les ofreció un suculento codillo en mal estado. Hattel y Bretel no pudieron rechazarlo ya que estaban hambrientos de tanto estudiar declinaciones y lo devoraron entero.
Cuál fue su sorpresa al ver que sus dos estómagos empezaban a retorcerse, sufriendo todo tipo de punzadas y latigazos.
El malvado brujo cocinero, intentó retenerlos pero aparecío en ese preciso instante "Basita Bernal", el hada de los novios y los rescató llevándoles a su cómodo apartamento de alquiler en pleno centro de Berlín, ofreciendoles, unos supositorios de paracetamol milagrosos.

Hattel y Brettel muy agradecidos recitaron varios poemas en aleman, y Hattel deleitó al hada buena con sentidos piropos- bisbaltttt-flisflanttt-hangesfiet- que sólo él sabía lo que significaban, pero que demostraban un sincero agradecimiento.

El hada de los novios se despidió agradecida porque había quedado con un irlandés y Hattel y Brettel decidieron mudarse a Madeira porque en Berlín hacía ya mucho frío.
Y aquí termina el cuento, que como veréis, no tiene mucho que ver con casitas de chocolates, ni brujas malas, y sobre todo nada que ver con hermanos, Hattel y Brettel eran no eran hermanos...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

He de añadir un personaje imprescindible en el cuento. Junto al hada buena siempre estaba una princesita aprendiz de hada que se hacía llamar "Queen" (por que estaba un poco harta de que siempre la llamaran princesita) que gracias a sus primeros pinitos en brujería hizo que Hattel y Brettel se encontraran de casualidad en Berlín (sin ella el cuento no existiría). Lástima que los supositorios milagrosos no funcionaron con ella, por eso recurrió a un viejo antídoto que había aprendido de Basita: una serenata aria al piano en un amanecer berlinés...

Anónimo dijo...

Llevo desde antes del verano leyendo tus historietas de diario, lo que me atrajo fue el nombre de tu blog y es que yo soy de Lobosillo que también existe, como Boston (lo digo porque la mayoría de los que hay aqui no tendrían ni idea). Desde más o menos el mismo tiempo llevo dándole vueltas a la cabeza quién podrías ser, porque está claro que lo conoces mi pueblo, bueno...a mi me gustaría saber de qué, si no indiscrección claro. PD:da gusto leer lo que escribes

Anónimo dijo...

Gracias a la princesita aprendiz de hada (Queen) y al hada buena, que hicieron que la semana en Berlín fuera maravillosa para Brettel. Bueno, que decir tiene que Hattel jugó un papel fundamental. Gracias Queen por este maravilloso cuento.

lidia dijo...

Madre mía madre mía, no vamos a contar más cosas que queda todo al descubierto. Querido usuario anónimo, no soy de Lobosillo, pero paso largas estancias veraniegas entre su pueblo y los conesas, no le digo más que todo pierde interés.