15.3.06

Dura elección

He hablado en numerosas ocasiones de que en mi casa, en la que paso 12 horas al día y a la que algunos inconscientes llaman oficina, ignorando que en realidad es mas casa que en aquella en la que duermen, hay moqueta.
Esta moqueta no debería estar en esta oficina-casa, no, debería estar en El Escorial, colgada junto con los demás tapices de la Corona, por que posiblemente tenga los mismos años que el propio monasterio.
Hay pruebas inequívocas de que es una pieza de museo, vease, las manchas color amarillo, desgastadas por el sol, vease el color verde hoja con tonos polvorientos, que nos traslada a unos no tan cercanos años 60 en los que el verde botella estaba de moda en las oficinas de los Licenciados. Vease la capa de vida bacteriana que se desarrolla en toda su extensión, sobre todo la parte más cercana a lo que nosotros llamamos cocina, ejem, perdonen que me sonría, ante el término cocina, con el que denominamos el microondas y la mini nevera.
Pues la moqueta, con solera, vida y conocimientos en todas la artes y ciencias, manifiesta su presencia mucho más desde que el calor abrasa nuestra oficina-casa, y ¿por qué? pues porque habla, sí, la moqueta habla, y dice -pobres abogaduchos, vaís a morir abrasados, sólo es marzo y mirar que calor irradio, imaginaros en pleno verano, y sin aire acondicionadoooooo-
Y claro yo no la escucho porque me da miedito y yo sufro mucho el calor, y entonces abro la ventana y qué pasa, pues que una docena de obreros con martillos taladradores estan agujereando la acera de enfrente de la oficina-casa, y piensas bueno total será un ratito, pero cuando llevas dos horas, la sangre se te concentra en la mirada y deseas matar!. Y cierras la ventana. Y la moqueta te dice, moriras axfisiada, y abres la ventana y el obrero te mira y levanta su martillo sonriente y te dice, moriras sorda y de un ataque de ansiedad.
Y aquí sigo, decidiendo cual es la mejor manera de morir, nada echando la tarde.

4 comentarios:

Annushka dijo...

Tapones de espuma amarillos. Te los pones, luego abres la ventana y sonries al obrero al que ya no oyes, bueno, ni a el ni a nadie, pero algo es algo

Anónimo dijo...

aaaaaaaagh
pero que dices ¿¿
date una vuelta por los favoritos y veras cuanta carnaza hay
lo que pasa es que son señoritas muy madrugadoras y por la tarde ya se van a dormir

Anónimo dijo...

Y NO ESTOY MUERTO OIGA!

Anónimo dijo...

Odio las moquetas.
WILLARD.